UNA FRAGMENTO A
OLVIDAR DE MI VIDA.
II
¿Por
qué se titula la serie Un fragmento a
olvidar de mi vida y sin embargo hablo de ella, la revivo, la vuelvo a
sentir, me recreo en ella y paso un mal rato acordándome de cosas que pasaron
hace ya siete u ocho años?

No sólo
tengo que contar cómo me fue en el centro de desintoxicación evangelista. Hay cientos
de cosas más que me sucedieron. La mayoría son penurias pero haber si normalizarlas puede llegar a ser divertido el revivirlas, como algo que queda lejos, en un
pasado indeterminado, en una época de mi vida que me toco sufrir.
En ningún
momento se presumía que un niño con una infancia tan feliz, tuviera que pasar
por todo lo que paso. Pero como diría Einstein, Dios juega a los dados, y yo no
saque ni cinco ni siete.
Al entrar
te asigna una persona que se llama Sombra
y es la que te va enseñando como funciona todo y la que esta por encima de ti
en primera instancia, por el hecho de haber llegado al centro antes que tú.
Como ya
conté, una de las primeras actividades que hice fue la de los huevos. Otra que
me toco hacer fue tirar a un pozo de husillo toda la leche caducada. Tiramos cincuenta
o sesenta litros. Era brutal la capacidad de almacenamiento que tenía el
centro. Litros y litro de este liquido blanco y en botella pasados de fecha. Con
un olor nauseabundo. No se si sabéis como huele la leche caducada pero desde
luego no es un olor agradable.
La rutina
del día era hacer actividades durante todo el día. Eso si esta bien porque si
no aquello sería insoportable. Mientras estás distraído en algo, el tiempo va
pasando y se hace más llevadero. No hay nada peor que pensar que no tiene nada
que hacer. Eso solo es de vagos y maleantes.
El chico
que me toco de sombra, no recuerdo su nombre pero si puedo decir que era de
origen latino, al principio se mostraba muy solicito y servicial, gradualmente
se fue volviendo en una persona más recta y adoctrinada. Sabía lo que hacia. Tenía
que enseñarme las normas, ya se iban apagando las luces de bienvenida y ahora
llegaba lo serio. La realidad.
Lo cierto
es que allí había gente de muchas nacionalidades. Más de Europa de Este que de
ningún otro lado. Eso e llamo mucho la atención. ¿Por qué una concentración tan
grande de gente del Este de Europa? Aún sigo preguntándomelo.
Las primeras
noches, mientras ellos hacían las reuniones evangélicas, me sacaban a pasear
con otros internos, con un frío tremendo, pero todavía no estaba preparado para
presenciar una de estos adoctrinamientos evangélicos. No pensé en qué
pretendieran ocultarme algo pero el hecho de estar tan encima de mí, que
cumpliera horarios de sueño y de trabajo y sin embargo, a la hora de la terapia
yo no estuviera, me escamó.
Me hacia
dar vueltas en redondo a la finca por donde había luz, porque este sitio se
encontraba en medio del campo y la hora de la terapia era de noche, después de
cenar.
Pensé en
leer, por distraerme aún más y el único libro que había era la Biblia , cientos de ellas
pero todos de la misma edición y con la misma encuadernación, guardados en
vitrinas, amasados por la aceptación de Dios en nuestras vidas, páginas que al
sumar, lo hacía con la esperanza de encontrar en la siguiente página la solución
a la aceptación del problema.
Por hoy
ya esta bien, intentaré seguir mañana contando más cosas, espero no ser pesado
y aburrido, eso es lo único que me importa. Que este sea el lugar indicado
o quizás este en otro sitio, no lo sé,
pero a mi me sirve para desahogarme y espero que a ti lo haga para distraerte
un rato.
Lo bueno de recordar nuestro pasado es que nos ayuda, teóricamente, a no volver a cometer los mismo errores. Por desgracia somos el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. ¿Por cuál de las dos opciones nos decidimos, saltar la piedra o tropezar con ella? De nosotros depende. Un abrazo Pedro. ¡CUÍDATE!
ResponderEliminarCon esos mimbres y ese estilo yo no dudaría en dirigirme a una editorial, creo firmemente que el responsable no dudará en publicarte. Un abrazo, Pedro, sigue.
EliminarGracias por el apoyo que me brindáis desde la URA. Mis inicios están hay, y es allí dónde empezó a cambiarme la vida, entre otras cosas por los compañeros y por los grandísimos profesionales que allí hace su labor día tras día.
EliminarGracias Luís por continuar siendo mi amigo. Tus palabras son excelsas y tus consejo alentador. ojalá me pudiera rodear de más gente como tú, porque para mi eres único.
EliminarGracias Luís por continuar siendo mi amigo. Tus palabras son excelsas y tus consejo alentador. ojalá me pudiera rodear de más gente como tú, porque para mi eres único.
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